Cómo organizar educación en aula virtual - instrucciones para su primer curso en línea

Una buena planificación es la mitad del trabajo

Los cursos en línea se han convertido en una forma muy popular de participar en cursos y proporcionar formación a los clientes. En relación a los horarios, la formación en línea es más flexible que la presencial, puesto que cada participante puede completar la formación en función de sus horarios y sin necesidad de desplazarse. Sin embargo, la organización de un curso en línea es algo nuevo para mucha gente y una experiencia de aprendizaje en sí misma.

Es conveniente iniciar la planificación del curso teniendo en cuenta los objetivos y el grupo de destino. Los objetivos indican qué se planea enseñar durante el curso y qué conocimientos se habrán adquirido cuando este termine. El grupo objetivo, por su parte, influye en la organización práctica del curso, en la forma de participación y en la planificación del horario.

Algunos cursos en línea se llevan a cabo en una sola sesión, mientras que otros pueden dividirse en programas de varias semanas o, incluso, meses de duración. En la introducción al curso, es conveniente dar instrucciones a los participantes en relación con los horarios y ofrecer información clara sobre cómo se llevará a cabo la formación.

Es recomendable hacer una lluvia de ideas con el grupo de destino ya en la fase de planificación. De este modo, se obtendrá información de los participantes antes de haber invertido demasiado tiempo en la realización del curso. Si está organizando formaciones en línea para sus clientes o empleados, unas cuantas conversaciones telefónicas rápidas o una reunión corta sobre el tema a la hora del café pueden resultar sorprendentemente útiles para orientar la planificación y guiarla en la dirección correcta.

La producción del contenido es la fase más laboriosa

Los objetivos del curso crean la base para el contenido del mismo. Una vez claros los objetivos, es conveniente confeccionar una lista de todo lo que es necesario saber para cumplir los objetivos, así como de los ejercicios fundamentales para poder evaluar el cumplimiento de dichos objetivos. Estos dos factores suponen la estructura del curso y ayudan a facilitar la producción de los contenidos.

Es recomendable que el contenido de los cursos en línea sea variable. Mediante la combinación de contenidos en texto y en vídeo se puede elaborar un curso más interactivo. Los contenidos en vídeo siguen siendo los más populares, pero elevan con facilidad el precio de la producción de contenidos. Las conversaciones también pueden ser una parte fundamental del contenido del curso y pueden activarse estableciendo de antemano temas de conversación para los participantes.

Con frecuencia, es más sencillo empezar la producción de contenidos al confeccionar primero un esquema conciso al que luego se irán añadiendo ejercicios, imágenes y vídeos; de este modo, el curso también tiene una estructura más rígida. Conviene emplear tiempo suficiente en la planificación del curso, ya que la producción de contenidos suele ser la fase más laboriosa y costosa de un curso en línea, y una planificación en condiciones facilita mucho esa parte del trabajo.

Una plataforma de aprendizaje fácil de usar ahorra tiempo y mejora la experiencia de los participantes

A la hora de elegir la plataforma de aprendizaje que va a emplearse durante el curso, es recomendable tener en cuenta las necesidades del grupo objetivo, el entorno operativo y la eficacia de la producción de contenidos.

Si los alumnos participan en el curso desde sus propios dispositivos, conviene asegurarse de que la plataforma funciona en distintos dispositivos, como teléfonos inteligentes, y no requiere la instalación de una aplicación específica. La sencillez y facilidad de uso son claves, por lo que es aconsejable decantarse por soluciones sencillas, especialmente si las habilidades digitales de los participantes no están al mismo nivel.

Conviene que la producción de contenidos en la plataforma de aprendizaje sea fluida, ya que esta es la fase más costosa para los instructores. Cuando la producción de contenidos funciona, la preparación del curso también es más rápida y no es necesario perder tiempo batallando con la tecnología.

Un instructor en línea puede participar de forma activa o automatizar el curso para el aprendizaje autónomo

El curso en línea puede automatizarse en su totalidad para que los participantes lo completen de forma autónoma y a su propio ritmo; también se puede programar según un horario, de modo que sea más orientativo, conversaciones con los alumnos y comentarios sobre las tareas por parte del instructor.

En la fase de planificación, conviene determinar en qué medida el instructor desempeñará un papel activo para poder elegir los tipos de ejercicios y el resto de contenidos en función de ello. Si todos los participantes realizan el curso al mismo ritmo, se pueden mantener conversaciones en línea, revisiones entre participantes, y los comentarios del instructor pueden ser una parte fundamental del curso.

En caso de que cada participante complete el curso a su propio ritmo, la interacción será menor y convendrá elegir aquellos ejercicios que puedan revisarse de forma autónoma. Cuanta mayor sea la participación del instructor, más aumentarán la cantidad de trabajo y el precio del curso, por lo que conviene planificar este aspecto de antemano.

Las críticas constructivas contribuyen al desarrollo del instructor

Solicitar de forma activa comentarios críticos ayuda a producir mejores experiencias de aprendizaje y a mejorar el curso. Cuando la primera versión del curso esté lista, conviene realizar una prueba piloto con un usuario que lo pruebe y proporcione comentarios.

Los cursos en línea son fáciles de actualizar y desarrollar. Por este motivo, al final de cada curso conviene pedir a los participantes su opinión crítica sobre el mismo y aprovechar dichos comentarios para mejorar las siguientes convocatorias del curso.

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